Rebecca Doig inicialmente y tras sufrir los síntomas propios de la enfermedad, fue diagnosticada de depresión en el año 2008.Años más tarde, y cuando los síntomas fueron cada vez más incapacitantes, perdió su empleo, pero siguió sin ser diagnosticada certera y adecuadamente. Junto con su marido, habían planeado ser padres, tras casarse y deseaban tener una familia. El esposo de Rebecca, vio como ella se iba deteriorando más y más deprisa a medida que el embarazo avanzaba hasta tal punto que, cuando Rebecca dio a luz a un bebé complemente sano, y por cesárea, se desentendió afectivamente totalmente de él mostrando plena indiferencia por su hijo recién nacido.
Scott, marido de Rebecca, declara que su vida ahora se centra en sacar adelante a su hija y cuidar a Rebecca, aunque reconoce que la situación es realmente dura; "ha pasado ser una mujer, saludable, brillante e independiente a alguien que no reconoce a su hija recién nacida"
Es difícil vivir con el Alzheimer, pero más aun cuando no te ha dado tiempo a vivir una vida plena. Qué historia tan triste.
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