Cuando estamos
cerca de un enfermo de Alzheimer, el
mayor porcentaje del tiempo que empleamos, aparte del destinado a cubrir sus necesidades,
lo ocupamos en que nos comprenda.
A veces, no somos
capaces de tener presente de forma continua que la persona que tenemos delante,
aunque conserva su aspecto exterior intacto, o cuando menos, mermado, pero similar,
no es la misma interiormente, y el resultado es que estamos conversando con un
extraño.
Una vez oí que el Alzheimer crea el mismo desasosiego y
temor en quién o sufre que si un buen día te despiertas en una cama extraña,
rodead@ de extraños que hablan en un idioma que no comprendes y, aunque sabes
que esa no es tu vida ni tu entorno habitual, no recuerdas de dónde vienes, así
que caes en una espiral de extrañeza que te envuelve y de la cual no puedes
salir porque se ha convertido en tu realidad actual.
Nos empeñamos en
repetirle al enfermo frases que no comprende, se las decimos despacio, deprisa,
en voz alta, baja y, a veces, cuando el cansancio nos embarga, incluso perdemos
un poco la paciencia. El enfermo sigue en sus trece y al no comprendernos y no
saber qué se espera de él, ambas partes (cuidador o familiar y enfermo) se introducen en una
espiral que sólo romperá un acto agresivo o un CAMBIO DE MARCO.
He presenciado como
hay conversaciones entre el enfermo y su cuidador que desembocan en ocasiones
en una situación de agresividad por parte del primero porque ambos no salen del
bucle en que se han introducido y acaba sucediendo algo inevitable como es el
enfado del enfermo, una reacción agresiva de éste, o la pérdida de paciencia
definitiva por parte del cuidador. Esto es un aspecto común, y no reprochable,
ya que el cuidador soporta en sus espaldas un peso de gran envergadura y en
muchas ocasiones, se encuentra psicológicamente desbordado, por lo que, un simple
escollo o dificultad por parte del enfermo, por ejemplo, en tomas de una
medicación, hace que esta situación sea la gota que colma el vaso aunque no sea
realmente grave para ninguna de las partes.
Os dejamos con un
vídeo que, aunque no está relacionado íntimamente con la enfermedad de Alzheimer, refleja muy bien que es CAMBIAR EL MARCO para poder CAMBIAR LA EMOCIÓN.
Cuando, ya estamos inmersos en una conversación con el enfermo que sabemos de antemano, que no nos va a conducir a cumplir nuestros objetivos (por ejemplo, tomar la medicación, ir al médico, que nos acompañe a algún sitio, modificar su conducta puntualmente…etc), es mejor, dar un paso atrás, y romper absolutamente la dirección de nuestra propuesta con otra que “despiste” al enfermo, logrando así que la atención de éste se fije en la nueva perspectiva de la conversación y la nueva propuesta y no en nuestro objetivo inicial.
Este vídeo es un diálogo
extraído de la película Una Palabra Tuya,
dirigida por Ángeles González Sinde
cuya información podéis ampliar aquí.
¿Qué os ha parecido
la idea de CAMBIAR EL MARCO?
No olvidéis pinchar en Me Gusta si os ha parecido interesante el post y esperamos vuestros comentarios.
He llegado a tu blog buscando información de bloguistas sobre tercera edad, me llamo Josep de Martí y llevo un rato leyendo tus entradas sobre Alzheimer desde una perspectiva que he encontrado muy original y humana.. Yo también tengo mi blog en el que trato de temas de residencias y atención a mayores, aunque me dedico principalmente al portal de internet Inforesidencias.com en el que tenemos información sobre residencias, centros de día, ayuda
ResponderEliminara domicilio para mayores..). Dentro de la web tenemos un apartado al que llamamos
"convivir con la demencia"
en el que me he permitido poner un enlace a tu blog ya que creo que puede servir
de ayuda a perosonas que ven como un familiar sufre la enfermedad. Saludos y ánimos
para seguir escribiendo.
Hola Josep!
EliminarMe encantan tus comentarios, y sobre todo me halaga tu opinión sobre el Blog, ya que, decicándote al tema de la Tercera Edad y los mayores, me reconforta sumamente que pienses así.Si necesitas colaboración en tu portal, no tienes más que pedírmela.
Un abrazo fuerte!