El otro día leíamos una noticia que trataba de una serie de charlas que se estaban realizando en colegios donde se intentaba concienciar sobre la necesidad de donar médula en caso de enfermedades como la leucemia. Se trataba de una campaña de sensibilización para que los niños comprendan qué es la leucemia, la necesidad de que haya donantes de médula, la posibilidad de que todos podamos padecer una enfermedad hematológica de esas características…etc.
Los niños aceptan con mayor naturalidad que los mayores las enfermedades. No etiquetan ni estigmatizan las enfermedades tal y como lo podemos hacer nosotrosen ocasiones (sobre todo cuando éstas son mentales). Bien explicadas, las dolencias de índole tan diversa como la leucemia o el Alzheimer, en el caso de los niños, suelen ser aceptadas tal y como vienen, ellos no entienden de discriminación, de locura, de miedo o de marginación. Es nuestro deber que comprendan qué es el Alzheimer en el caso de que éste afecte a uno de sus seres queridos y que no lo asocien ni a locura, ni a envejecimiento ni a (muy importante) olvido, aunque pueda parecer descabellado. Ahora lo explicamos.
Desgraciadamente niños y jóvenes asocian el envejecimiento a situaciones negativas y es ahí donde debemos incidir. Envejecer es un proceso natural por el que todos pasaremos, y es en la infancia donde debemos presentar esta situación como parte de la vida, sin que los más pequeños nos oigan despreciar a las personas mayores, y desterrando palabras de nuestro vocabulario tales como “viejo”, “chochear”…etc. que no hacen más que fomentar las connotaciones negativas del envejecimiento y, por ende, de las personas mayores.
Para un niño que viva cerca de un enfermo de Alzheimer (abuelos, tíos o menos directamente, vecinos…etc) es difícil comprender que la persona tiene afectada su memoria y esto hace que su comportamiento sea diferente ya que no son solo olvidos lo que padece.
Si el niño detecta que su familiar, abuelo, tío…etc. (hablando ya de una situación más cercana a él) ya no lo reconoce en algunas ocasiones, se comporta de forma extraña para lo que sería habitual o bien tiene reacciones anómalas, agresivas o de otra índole, la relación afectiva con esta persona se va a ver deteriorada/cambiada y las emociones del niño van a sufrir un serio impacto. Tenemos que esforzarnos en que entienda que el abuelo, por ejemplo, si es el que padece Alzheimer, tiene una enfermedad que hace que se comporte así, dejando claro que si ésta no existiera, el abuelo sería el de siempre. Es importante que el niño disocie enfermedad y persona, para que no vea intencionalidad en los actos de su ser querido y pueda culpabilizar cualquier circunstancia negativa al Alzheimer y no al individuo en sí.
A partir de una cierta edad, donde el razonamiento ya forma parte del pensamiento de un niño, creemos que es preciso y necesario que conozcan de forma cercana y con leguaje sencillo qué es lo que produce el Alzheimer (olvidos, alucinaciones, comportamientos extraños, agresivos…etc) y el cariz que la enfermedad puede tomar, preparando no de forma anticipada ni dramática pero sí real, el escenario ante la evolución de la dolencia. A partir de los 6 años, hasta aproximadamente los 12, el pensamiento de los niños se convierte en lógico. Esto quiere decir que dejan de basar sus ideas en la intuición y comienzan a pensar en lo que es posible, por lo que no debemos mentir acerca del carácter incurable y degenerativo del Alzheimer.Mentirles sobre la enfermedad o contarles que mejorará sólo los desconcertará, dado que no se corresponde con la realidad que van a percibir.
Decíamos antes que no queremos que el niño asocie a olvido la enfermedad, y lo vamos a explicar ahora. Los enfermos de Alzheimer tienen pérdida de memoria pero hay algo que no pierden nunca, se trata de la memoria afectiva.Explicarle a un niño qué es este tipo de memoria es complicado, pero podemos recurrir a lo que todos en un principio entenderíamos : el abuelo aun te sigue queriendo aunque no se acuerde de ti, y le sigue gustando mucho que le abraces, le des besos y lo ayudes en lo que no puede hacer.
¿Qué creéis que es lo más difícil de explicarle a un niño la enfermedad de Alzheimer?
Esperamos vuestros comentarios, si os ha parecido interesante este tema, ya sabéis que podéis dejarnos aquí o en nuestro perfil de Facebook un comentario o un Me Gusta .
Desgraciadamente niños y jóvenes asocian el envejecimiento a situaciones negativas y es ahí donde debemos incidir. Envejecer es un proceso natural por el que todos pasaremos, y es en la infancia donde debemos presentar esta situación como parte de la vida, sin que los más pequeños nos oigan despreciar a las personas mayores, y desterrando palabras de nuestro vocabulario tales como “viejo”, “chochear”…etc. que no hacen más que fomentar las connotaciones negativas del envejecimiento y, por ende, de las personas mayores.
Para un niño que viva cerca de un enfermo de Alzheimer (abuelos, tíos o menos directamente, vecinos…etc) es difícil comprender que la persona tiene afectada su memoria y esto hace que su comportamiento sea diferente ya que no son solo olvidos lo que padece.
Si el niño detecta que su familiar, abuelo, tío…etc. (hablando ya de una situación más cercana a él) ya no lo reconoce en algunas ocasiones, se comporta de forma extraña para lo que sería habitual o bien tiene reacciones anómalas, agresivas o de otra índole, la relación afectiva con esta persona se va a ver deteriorada/cambiada y las emociones del niño van a sufrir un serio impacto. Tenemos que esforzarnos en que entienda que el abuelo, por ejemplo, si es el que padece Alzheimer, tiene una enfermedad que hace que se comporte así, dejando claro que si ésta no existiera, el abuelo sería el de siempre. Es importante que el niño disocie enfermedad y persona, para que no vea intencionalidad en los actos de su ser querido y pueda culpabilizar cualquier circunstancia negativa al Alzheimer y no al individuo en sí.
A partir de una cierta edad, donde el razonamiento ya forma parte del pensamiento de un niño, creemos que es preciso y necesario que conozcan de forma cercana y con leguaje sencillo qué es lo que produce el Alzheimer (olvidos, alucinaciones, comportamientos extraños, agresivos…etc) y el cariz que la enfermedad puede tomar, preparando no de forma anticipada ni dramática pero sí real, el escenario ante la evolución de la dolencia. A partir de los 6 años, hasta aproximadamente los 12, el pensamiento de los niños se convierte en lógico. Esto quiere decir que dejan de basar sus ideas en la intuición y comienzan a pensar en lo que es posible, por lo que no debemos mentir acerca del carácter incurable y degenerativo del Alzheimer.Mentirles sobre la enfermedad o contarles que mejorará sólo los desconcertará, dado que no se corresponde con la realidad que van a percibir.
Decíamos antes que no queremos que el niño asocie a olvido la enfermedad, y lo vamos a explicar ahora. Los enfermos de Alzheimer tienen pérdida de memoria pero hay algo que no pierden nunca, se trata de la memoria afectiva.Explicarle a un niño qué es este tipo de memoria es complicado, pero podemos recurrir a lo que todos en un principio entenderíamos : el abuelo aun te sigue queriendo aunque no se acuerde de ti, y le sigue gustando mucho que le abraces, le des besos y lo ayudes en lo que no puede hacer.
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