Alguna vez, las personas que tratamos con el Alzheimer a diario, podemos intuir por la relación que tenemos con ellos, así como por el entorno social en el que se desenvuelven, como hay enfermos que poseen o han poseído distinto nivel cultural así como distinta capacidad intelectual natural y/o adquirida.
Las personas que tienen mayor capacidad intelectual natural o adquirida, son aquellas que presentan los síntomas del Alzheimer en menor grado, si las comparamos con las personas de menor capacidad intelectual, o distinto e inferior nivel cultural. Esto se considera, claro está presuponiendo que el deterioro cerebral entre unos sujetos y otros es equivalente aproximadamente.
Entonces, ¿qué es la Reserva Cognitiva? Es la diferencia entre el daño cerebral y la sintomatología clínica del enfermo. Dos personas aquejadas de Alzheimer, teniendo el mismo grado de afectación neuronal, si poseen distinta sintomatología, se les atribuyen distintas reservas cognitivas a cada una de ellas. Es decir, en cada uno de los cerebros ha sido repercutido el mismo daño producido por la enfermedad, pero un cerebro se ha adaptado de forma distinta al otro gracias a la Reserva Cognitiva que cada uno posee.
Por supuesto la Reserva Cognitiva no es la panacea para poder afrontar con éxito los síntomas del Alzheimer, pues influyen globalmente las capacidades innatas de cada individuo y los factores genéticos que para el desarrollo de su intelecto posea cada uno.
Por descontado no cabe pensar que la denominada Reserva Cognitiva pueda paralizar el avance de la enfermedad así como el deterioro al que ésta somete al cerebro, pero sí es cierto que el sistema nervioso de un individuo que haya usado durante su vida y ejercitado sus capacidades cognitivas, verá mermada su memoria de forma más lenta que el que no lo haya realizado. Es por ello, que las conexiones neuronales dañadas del cerebro de un enfermo de Alzheimer que tenga mayor Reserva Cognitiva que otro, tenderán a “buscar” internamente, usando lo que se denomina Plasticidad de las redes neuronales, alternativas accesorias que le permitan seguir adelante cuando las vías correctas se encuentran dañadas por la enfermedad.
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