Y la música sigue sonando…y acaba
el día…y comienza otro nuevo…con él nuevas situaciones que nos harán
prisioneros de los caprichos de la enfermedad. Hoy quiero rendir tributo a
aquellos familiares que viven con el Alzheimer
día a día, dejándose de cuidar ellos y cuidando al que más lo necesita, levantándose
cada día con energías renovadas aunque en la recámara de las ilusiones no haya a
veces nada más que incertidumbre.
No es fácil identificar qué
tareas puede o no realizar un enfermo de Alzheimer
en las primeras etapas en las que la enfermedad hace su debut. Cuando los
familiares acuden a la consulta médica en busca de un diagnóstico, comienza
para ellos una peregrinación más o menos larga o dudosa (dependiendo de los
facultativos y los síntomas que se presenten) que finaliza en el veredicto que
tod@s ya conocemos.
Durante las primeras fases, los
familiares o cuidadores cercanos no saben cómo actuar ante la nueva situación,
algo normal y lógico que a tod@s nos sucede y que nadie nos ha enseñado a
afrontar. ¿Cuando necesitará mi familiar ayuda las 24 horas al día? ¿Cuándo me
daré cuenta de que no puede vivir sól@? ¿Cuándo debo pensar en pedir ayuda y asesoramiento?
Estas preguntas junto con otras
muchas, se suceden si parar en la mente de los futuros cuidadores y familiares
más cercanos. Hoy quiero lanzar un grito de ánimo a aquellos que viven la novedosa
situación del diagnostico inicial y no saben qué camino deben escoger.
Debemos pensar que nadie, por muy
buen voluntad que se posea, acierta siempre, y que en la nueva situación,
cometeremos errores de los que aprenderemos, para seguir nuestro camino como
cuidadores, y volveremos a cometer otros fallos nuevos, distintos a los
anteriores, que harán que volvamos a extraer una experiencia formativa y
enriquecedora de ellos. Este post es la primera parte referente al diagnóstico
de la enfermedad y encaminado a todos los familiares y cuidadores de afectados,
pero principalmente a los familiares y cuidadores de enfermos que viven solos.
Hay tres aspectos inmediatos que
el enfermo hacía hasta el día del diagnostico y que ahora debemos de tratar
como aspectos a considerar que deben ser cambiados. Por orden de importancia
son : Actividades domésticas que requieran de la actuación de la memoria inmediata, actividades
diarias que requieran orientación,
y control de la alimentación y el aseo diario.
Cuando tenemos en nuestras manos
el diagnostico inicial, hay ocasiones en que lo esperamos, y ocasiones en que
nos sorprende. A menudo el aspecto físico del enfermo nos engaña y nos hace
pensar que posiblemente, los síntomas que posee se deban a algo más leve. Este
buen aspecto físico, que se mantendrá durante las fases iniciales de la
enfermedad, hace que le atribuyamos responsabilidades que ya nunca podrá
realizar de forma solitaria y autónoma. Es el caso de la cocina o la plancha. Las
personas con Alzheimer tienen
desconexión de la sinapsis neuronal y en ésta desconexión se ve afectada
principalmente la memoria inmediata,
esto quiere decir que las actividades que requieren de una secuenciación en espacio
corto de tiempo (cocinar, planchar, lavar usando la apertura y cierre de los
grifos…etc) va a ser imposible que las realicen sin peligro.
A veces, los enfermos de Alzheimer acostumbran a realizar recados
diarios aun mostrando síntomas de la enfermedad. Son pequeños recados que se hacen
de forma automática y que no requieren pensar porque se realizan diariamente y
de forma rutinaria (comprar, ir al banco, echar la quiniela…etc).Estas
actividades implican que el enfermo puede desorientarse y perderse y también
pueden hacer que éste se vea en una situación desconocida para él: hay que
conseguir que el enfermo no se encuentre a sí mismo en un contexto extraño en
el que no se vea capaz de actuar por sí solo. Los pequeños recados diarios
también implican el manejo de dinero. Los enfermos de Alzheimer suelen perder la capacidad de gestionar el dinero mucho
antes que otras capacidades, y a menudo pueden darle poca importancia a grandes
cantidades de dinero o equivocarse con los cambios.
La alimentación y el aseo diario
en un enfermo de Alzheimer es un
capítulo difícil que requiere especial atención. Uno de los patrones de
comportamiento más repetidos en los enfermos de Alzheimer
es que éstos no suelen manifestar hambre o sed, con lo que la persona
responsable de su cuidado debe asegurarse que este tome líquidos de forma
abundante y se alimente con normalidad.
El aseo diario también es un tema
recurrente que nos hace plantearnos la duda de si el enfermo recién
diagnosticado podrá acometer por sí sólo. El aseo es una parte importante para
las personas sanas pero para los enfermos de Alzheimer no es una prioridad. Para poder realizar nuestro aseo
diario, debemos identificar en qué momento del día nos encontramos, identificar
qué partes del cuerpo debemos asear, en qué orden y dónde y qué utensilios
debemos usar y más importante todavía : la asiduidad con la que lo hacemos o
debemos hacerlo. Como veréis, aquí entran en juego la memoria inmediata, el
razonamiento ,la orientación temporo-espacial y el sentido común. No es fácil
pues, para un enfermo de Alzheimer gestionar su aseo diario como una persona
sana lo haría.
Nos gustaría que nos comentarais
si en esta primera parte del post dedicado a las primeras duda tras el
diagnostico, estáis de acuerdo con la opiniones vertidas en él, pues es
importante contar con opiniones para poder enriquecer el blog, para nosotros,
vuestras opiniones son lo más importante.
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